jueves, 14 de junio de 2012

En el salon, mucho mejor



Después de dormir toda la noche como ángeles abrazados el uno al otro y darnos una larga ducha, salimos juntos a dar un corto paseo para buscar ese helado de chocolate y pistacho; y volvimos a prisa a casa porque empezaba a llover. De golpe se fue la luz, justo cuando estamos cruzando la puerta de casa.

Dejas tu bolso... yo vació mis bolsillos en la entrada. ¡Y al instante ambos salimos corriendo porque acabamos de recordar que la ventana esta abierta!. Hace muchísimo aire y parece que diluvia. ¡Ostias la ropa! Salimos disparados de nuevo al balcón para recogerlo todo de inmediato. Todo esta en orden... pero estamos chorreando. Te traigo la toalla para que te seques el pelo, al igual que yo. Nos miramos fijamente y empezamos a reírnos mientras recuperamos el aliento.

- ¡Que pelos se te han quedado! - dices con una enorme sonrisa.

- Anda que los tuyos – contesto

Empezamos a jugar a despeinarnos para luego volver a peinarnos con los dedos. Nos volvemos a mirar fijamente... parece que el resultado no es el buscado, pero da igual... estas preciosa igual. Nos empezamos a besar y abrazar mientras seguimos jugando con el pelo. Los besos traspasaban la barrera de tus labios, a tu cuello; del cuello subo al lóbulo para besarlos, mientras tus labios juegan con mi cuello. Nuestras manos dibujan nuestra espalda hasta las caderas.

Nos frenamos en seco. Me miras sonrojada, nerviosa, seria...

- Es muy pronto para esto... ¿No crees?

- Como quieras, pero mi cuerpo quiere beber del tuyo. Mis labios quieren besar tus secretos. Mi lengua quiere amarrar en todos tus puertos. Mis dedos quieren pasearse por tus montañas y valles...

- Adelante, pero dime que me quieres.

- Decir te quiero es poco, te amo tanto como te deseo...

Nos miramos fijamente, y las manos empiezan a profundizarse debajo de la ropa. Finalmente nos deshacemos de las camisetas, quedando nuestros torsos al descubierto. Mis manos acarician tus pechos aun atrapados por el sujetador con ternura, mientras tus pezones se van endureciendo poco a poco. Mis labios besan tus senos por encima de tu ropa interior y por fin me decido a desabrocharte el sostén. De nuevo tomo entre mis manos tus pechos con los pulgares acariciando tus pezones erectos. El vaivén de mis yemas no hacen mas que alterar tu respiración mientras tus manos alocadas recorren mi cuerpo. ¡Basta! Nos desnudamos del todo, hasta quedar en ropa interior inferior.

- Me encanta apreciar tu cuerpo desnudo – Mientras te abrazo y te susurro al oído.

Tu respondes con una enorme sonrisa y continuas achuchandome.

- Lo digo de corazón, perfecta armonía de curvas que me vuelven irracional. Te deseo mas que el aire que respiro.

Te cojo en brazos y te siento encima de la mesa con suavidad, para colocarme entre tus muslos. No paro de besar tu cuerpo, desde la frente hasta tu torso; para acabar jugando con mi lengua con tus senos. Tu no dejas de jugar con mi pelo, mi cuello... mientras no paro de juguetear contigo. Mis manos se deslizan hasta tus muslos para acariciarlos, reposando sobre tus braguitas para encontrar tus labios y tu clítoris. Tu con tus pies subes por mis piernas y con tu empeine empiezas a rozar mi ingle endureciendo, por imposible que parezca, mas mi miembro. Cada vez estamos mas excitados. No paramos quietos... hasta echar a un lado la tela para descubrir nuestros sexos. Continuamos con la balada de placer. Masturbándonos el uno al otro...

A continuación, me arrodillo frente a ti y acerco mi cabeza a tu pubis. Mordiscos suaves y largos besos recorren tus muslos para terminar acariciando tus labios con la punta de la lengua. Arriba y abajo recorro tu preciado tesoro, mientras intermitentemente me centro en tu clítoris. Mis labios atrapan los tuyos para rozar mi lengua con ellos. Esta finalmente encuentra camino para llegar a lo mas profundo de ti, mientras saboreo tu yo mas intimo. No pienso parar hasta que llegues a la gloria. Y mientras tu sujetas con firmeza mi cabeza. Tus piernas acaban cediendo y atrapándome entre ellas mientras yo, cada vez mas rápido, no deja de masturbarte con la boca... hasta el fin.

Retomas el aliento y me atacas con rabia. Me empujas hacia el sofá y tomas las riendas. No dejas de besarme hasta llegar a mi pene para besarlo también. Tu lengua recorre mi órgano de abajo a arriba, para acabar dentro de tu boca. Las sensaciones me pueden pero no me voy a dejar vencer... quiero llegar hasta el final. Aguanto hasta que subo tu cara para besarte. Te pongo de rodillas sobre el sofá con los brazos apoyados en el respaldo.

Coloco mi miembro entre tus nalgas y empiezo a masturbarlo suavemente, para luego dejarlo caer para penetrarte poco a poco. Mis manos acarician tus caderas mientras las miás aumenta el ritmo. Durante un rato lo mantengo alto para después frenar. Cambiamos la postura, ahora tu quieres ponerte encima.

Buscando algo mas intimo, te dejas caer boca arriba en el sofá, para ponerme yo encima acurrucados mientras tus piernas rodean mis nalgas. Volvemos a estar conectados, pero mas apegados. Suave balanceo para disfrutar del momento mientras nos comemos a besos.

- Quiero que te corras para mi. - Susurras a mi oído

- No, sin ti cielo. - Te contesto

Te escurres de mis brazos con delicadeza aposentandote en un extremo y pides que me levante. Dos golpes suaves al tapizado marcan mi destino. Me siento en sofá y tu sobre mi. Pecho contra pecho, abrazados. Nuestros labios, entre suspiro, chocan entre si; mientras continuamos con el coito. El ritmo se vuelve desenfrenado para abrazarnos mas fuerte, apoyando nuestras barbillas en el hombro del otro. Unos espasmos... y llegamos juntos al clímax final. Se para el tiempo, y nuestros corazones... cuando recuperamos la conciencia nos besamos entre medio penumbra. Nos sentamos el uno al lado del otro, abrazados apurando un cigarro cuando de golpe vuelve la luz... Ignorando la electricidad, nos quedamos en silencio escuchando el ritmo de nuestros corazones cansados y quebrantandolo con los chasquidos de nuestros labios.  

martes, 12 de junio de 2012

Relato Erótico Lesbico: Mi mejor bienvenida es para ti...

Hasta donde llega lo prohibido. ¿Es malo soltarse la melena de vez en cuando?. O mejor dicho, ¿Contigo?. Yo creo que no.

Llevo toda la tarde pensando en ti, en el momento en que entres por la puerta para poderte besar los labios. Con este camisón de seda bermellón con encajes dando vueltas en circulo mientras miro el reloj del salón. Y finalmente escucho las llaves rascar el pomo de la puerta. Y salgo corriendo para abalanzarme entre tus brazos.

Empiezo a besar tus fríos labios que vienen de la calle, pasando mis brazos detrás de tu larga melena y acomodándolos en tus hombros. Nuestras bocas se funden en una mientras tus heladas manos sujetan mis caderas en el aire. Continuamos besándonos el cuello y la boca mientras tu cuerpo va entrando en calor, para finalmente dejarme caer de nuevo al suelo. Te tomo de las manos y mirándote a los ojos te digo.

  • ¿Que tal el trabajo mi amor?
  • Bien, cariño. - Respondes con una sonrisa
  • Me he puesto guapa para ti – Mientras te miro con una mueca picarona y me muerdo el labio inferior.
  • Ya veo, mi nena. - Te acercas a mi oído y me susurras – Me encanta lo que veo
  • Jajajajajajajajaja, me pasa lo mismo.

Bajo la mirada a tus manos aun algo frías, y las pongo encima de mis pechos por debajo del camisón.

  • Así estarán mas calentitas
  • Me encanta notar tu corazón y como tu cuerpo se revoluciona al entrar en contacto con el mio.

Seguimos besándonos y dándonos caricias hasta que acabo por acompañarte al baño, donde te desvistes para entrar en la ducha.

Después me vuelvo al cuarto y desde el marco observo que todo este perfecto para luego. Abro el armario y tomo un par de toallas para volver a aseo. Dejo las toallas sobre el radiador y me acerco a la mampara.

No puedo evitar observar tu cuerpo desnudo lleno de espuma que poco a poco va desapareciendo por el agua. Mientras te enjabonas el pelo de espaldas a mi veo como las gotas surcan tu espalda hasta tu cintura, muriendo en ese culito precioso que tienes. Mi lengua mas húmeda de lo normal relame mis labios secos mientras no puedo evitar las mil y una cosas que le haría a tu cuerpo. Finalmente me decido a golpear el vidrio de la mampara para llamar tu atención.

Te giras en redondo y con la alcachofa limpias el vidrio. Yo por mi parte te observo con una fogosa mirada que genera un gesto amable en tu cara. Pongo mis manos sobre mi cara y empiezo a bajarlas por mis hombros y el contorno de mi cuerpo hasta la cintura. Desabrocho el cinturón del camisón y te muestro mi cuerpo medio desnudo. Inclino mi cuerpo hacia un lado doblando un poco la rodilla y pongo mi mano izquierda en cadera. Tus ojos miran anonadados mi cuerpo y eso me excita aun mas. Sin perder la postura, paso sobre mi lengua el dedo indice de mi mano derecha para bajarlo por mi barbilla, mi cuello, mi escote y desviarme primero a un de mis aureolas para recorrerlas en espiral hasta el erecto pezón. Y luego vuelvo mi dedo a mi boca para acariciar el otro. Y de nuevo vuelvo a humedecerlo para bajarlo por mi escote hasta mi abdomen, dando un giro sobre mi ombligo y seguir bajando hasta a mi ingle frotándome los labios; para posteriormente poner mi mano boca arriba y ofrecértela. Tu, me correspondes con un gesto marcándome el camino hasta la ducha.

Dejo caer mi camisón apartando la seda de mis hombros y dejándolo caer por mi espalda y entro dentro de la ducha. El roció de la ducha hace mi cuerpo mas receptivo a tus caricias y no paro de abrazarte fuertemente mientras mi lengua juega con la tuya. Nuestros pezones erectos rozan el uno con el otro y nuestras manos se deslizan hasta las caderas de la otra. Me encanta que me acaricies los muslos y bajo mis labios hasta tus rodillas para juntarlas y besártelas. Continuo subiendo con mis besos y lametones por tus muslos y tu ingle; tu ombligo, tu pecho y de nuevo tu boca.

De golpe pasas tu mano por mi espalda y apoyas la otra por encima de pecho, inclinando mi espalda mientras la sostienes en uno de tus brazos. Empiezas a bajar los dedos alocadamente por mis pechos acariciandomelos sin rumbo, mientras das fugaces besos sobre ellos. Y tus dedos siguen bajando poco a poco por mi abdomen hasta mi ingle. Acaricias mi clítoris mientras mi cuerpo se estremece de placer; y tu no dejas de aprovecharte del agua templada y de mi flujo para rápidamente jugar con mis labios mientras me besas los pechos.

Un largo gemido se escapa de mi boca mientras uno de tus dedos se introduce dentro de mi, acariciándome por dentro en circulos. Me tienes a tu merced y me encanta. Me vuelves loca con tus besos, tus manos... y no paras de masturbarme cada vez mas intensamente mientras mis piernas empiezan a flaquear, pero se que tu no me dejaras caer. Ahora son dos, los dedos que me invaden por dentro, mientras con el pulgar jugueteas con mi clítoris. No pares porque me encanta. E intermitentemente nos darnos largos besos en los que nuestras lenguas luchan forazmente en que boca de las dos se van a quedar.

No puedo aguantar mas mi amor, me falta el aire, el pulso se me dispara y mis muslos se contraen... y en lo que dura un suspiro llego a un orgasmo tras otro mientras pierdo la razón. Y al volver en si te veo con una enorme sonrisa llevandote a la boca tus dedos mágicos como si fueran un trofeo. Apagas el agua, me abrazas con una toalla mientras tienes tu la otra por encima y me miras fijamente mientras en una voz dulce me dices “¿Seguimos?” a la par que miras a la cama...

Nos tumbamos encima de la cama, me tienes a tu merced con mi cuerpo desnudo a la par que exhausto. Arrodillada con mi viente entres tus muslos mientras te sujetas en el aire con las manos agarradas al cabezal. Adoro ver como tu larga melena mientras tus ojos brillan con luz propia y tu sonrisa picara me observa.

Mis manos se deslizan desde tus rodillas hasta tu espalda arqueada para morir en tus hombros. Y vuelvo sobre el rastro de mis dedos para bajar por tus pechos, para seguir por tus axilas de camino a tus manos. Y tu, mientras aun no he llegado a mi destino, te dejas caer suavemente mientras tu pelo acaricia mi pecho para darme un largo lametón en la cara. Empiezas a mover tus caderas escalando el borde mi abdomen, mi pecho y finalmente dejas tu ingle a la par de mi boca mientras empiezas a jugar con uno de tus dedos dentro de mi boca. Yo respondo dándote pequeños mordiscos mientras lo rodeo con mi lengua y poco a poco le voy dando libertad para que acabe en uno de tus pechos acariciándote a ti misma. Y ami me toca ahora el turno, pues tengo tu vagina al filo de mis labios.

Empiezo a darte besos en tus labios superiores, a amarrarlos suavemente con el filo de mis dientes y castigarlos con la punta de mi lengua. Me tienes prohibidas las manos, así que me voy abriendo paso con mi lengua hasta llegar a tus labios inferiores. Empiezo a saborear el dulce néctar de tu fruto que cada vez esta mas cerca. Finalmente abro la boca del todo para dar rienda suelta a mi lengua y tu empiezas a balancearte sobre mi mentón y mis labios carnosos mientras mi lengua surca tu ingle húmeda. Pero antes de que pueda darte mi ultimo asalto te apartas de mi, reculando hasta mis caderas.

De golpe veo como alzas mis mulsos al aire y pasas tu lengua desde la punta de mis dedos de los pies al empeine y los tobillos mientras acaricia mis plantas y mis talones. Sigues bajando hasta mis rodillas por el interior y me abres de piernas. Te acercas con las rodillas juntas y empiezas a acariciarte la cara con la palma de tu mano para bajarla por tu pecho, barriga hasta tu vagina a la par que vas abriendo tus rodillas a lado y lado; quedando tus glúteos suspendidos en el aire. Me ayudas a sentarme mientras deslizas tus manos por mi cuerpo hasta mis manos y una vez conseguido empiezas a sujetar tus pechos para que yo los pueda besar en aire.

En la misma posición, tomas mis manos y la llevas a tu entrepierna; yo respondo masturbándote con mis dedos, mientras tu haces lo mismo conmigo. Seguimos masturbadonos una a la otra mientras yo beso tu pecho que se balancean de un lado a otro gracias a tu juego de hombros. Cada vez nos masturbamos mas rápido, dejamos una mano fuera de la ingle de la otra para acariciar los pechos a la par que nuestra respiración se dispara.

Rápidamente cambiamos de posición, entrecruzarndonos las piernas para que nuestras ingles esten pegadas una a la otra. Empezamos con caricias suaves intento juntar nuestros labios, luego vamos mas allá y rozamos nuestros clítoris entre si. No se cual de nosotras esta mas húmeda , pero ayuda mucho a que el roce sea mas placentero.

Son movemos cada vez mas rápido y cuando nuestro aliento empieza a flaquear paramos un segundo para, con las piernas aun cruzadas, empezarnos a besar mientras nuestras ingles siguen pegadas; pero esta vez vamos a dar paso a nuestros dedos que empiezan a masturbar el clítoris de la otra hasta llegar juntas al orgasmo mientras nuestras bocas se besan luchando por un poco de aire fresco. Nuestros cuerpos empiezan a convulsionar pero algo nos impide parar y seguimos jugando hasta quedar exhaustas.

Nos abrazamos y nos tapamos el cuerpo con las sabanas mirándonos mientras recuperamos el aliento. Dándonos besitos la una a la otra. Tu mirada se clava en la miá cuando recuperas la lucidez y me dices con voz de niña culpable.

  • Joooo, cariño. Sabes que el rojo me vuelve loca.
  • Ya lo se, ¿Te gusta tu regalo?
  • Me encanta, y sobretodo cuando te pones tu mi regalo.

Nos empezamos a reir. Y hablamos un buen rato, ya encontraremos el momento de comer algo y reponer fuerzas. Porque el postre seras tu, de nuevo...

La Leyenda de Rosa


Durante siglos las aguas han bañado las costas del mediterráneo y miles de personas han sido conquistadas por el canto y la belleza de las Nereidas. Hadas que custodian las aguas ayudando sin pedir nada. A cambio han recibido ofrendas mientras forjaban leyendas de sus altruistas hazañas. Y todos pensaban que estas criaturas mágicas estarían eternamente para servir a la humanidad con la misma sonrisa que aparecen cuando emergen de entre las aguas... pero al sumergirse, ellas se sentían desoladas y no correspondidas, surcando en sueños una vida de placer a la vera del mar. Esperanzadas de ver el mar desde la tierra y el cielo... acompañadas.

Siglos han pasado desde el conocimiento de su existencia y es aquí donde, quizás por ironías del destino o por las ganas de ser algo distinto, se forja esta leyenda.

Nereida perdida por la Costa Blanca, que encuentra tierra para estirar por primera vez sus piernas. Con temor de mirar atrás y volver a ver su hogar, con temor de mirar hacia adelante y no encontrar nueva lumbre. Durante años reinó con tez melancólica la isla de Tabarca acostumbrándose al exterior de los mares, contagiando su hermosura y pureza a la fauna. Luego dicen las lenguas que volvió al mar para llegar hasta la Albufera. Nereida renegada que se convierte en Drinfa, Drinfa desolada que se convierte en humana.

Criatura de luz con alma oscura por la soledad. Invertiendose el interior por el exterior... con un alma clara y un pelo oscuro alabando unos preciosos ojos marrones en honor a su nuevo hogar, la tierra. Un sábado 30 de marzo de 1985 un hechizo la reencarno en un precioso bebe emotivo, nombrado Rosa por venir de entre las flores, por traer consigo su aroma, su colores vivos y alegres que antaño reinaron su cuerpo de ninfa y sobretodo por ser la flor mas pasional de todas.

Años han pasado y aun perdida, buscando su lugar observa el mar mientras las olas riegan sus pies, sus raíces... que la purifican de toda perdida de esperanza, que la impiden marchitar. Por muchos pétalos que le roben, por muchas espinas que tenga clavadas en su cuerpo; nunca podrán agostar sus ganas de encontrar un lugar, encontrar un amor, encontrar la felicidad. Esa felicidad que añoraba en el fondo del mar.