domingo, 2 de mayo de 2010

Dejavus Cumplidos

Que de nervios. Es increíble, inmaculada, perfecta... miro al cielo por la luna de mi coche, mientras espero a que entre el todoterreno de delante en la parcela, y digo al de arriba “Gracias por este ángel”. Finalmente aparco mi coche al lado del suyo, bajo de este, miro a mi alrededor y sonrio. Ella esta de pie esperando en la puerta del garaje y yo paso mi mano por el capo de su todoterreno mientras me bombardean en la mente imágenes prefabricadas irreales.

Los dejavus continúan mientras ella con orgullo me enseña su palacio. Y no logro concentrarme entre el batir de su culito bien escoltado por unos vaqueros y los dejavus. Al fin acabamos en su cuarto después de la visita turística, que con tanto orgullo ella me a guiado. Se sienta en la cama exhausta de vibrante día y me sonríe.

Te amo mi niño – Dice con orgullo
Y yo, y yo, y yo... - Sonrió con cara de sentirme en el cielo
¿Que pasa? Te veo algo pensativo
Nada, recuerdos... deseos... sueños... y ahora realidad. Es como si ya estuviera antes aquí y no puedo impedir tener esta sensación tan placentera...

Ella empezá a reírse, oliéndose el porque de mis palabras. Da una palmada en la cama dándome pie a tomar asiento y de nuevo volvemos a mezclar nuestros labios. Pero esta vez es diferente. Estamos solos, ajenos a todo lo que no fuera ella y yo. Mi mano recorre su cuello dulcemente mientras ella me abraza con fuerza. Colorada, me mira con miedo y la noto excitada; supongo que como yo. Acaricio su espalda y pongo una de mis manos encima de su vaquero próxima a la rodilla tocando su muslo con suavidad mientras, entre beso y beso, nos decimos cosas preciosas. No me atrevo a introducir mi mano debajo de su camiseta, pero el miedo se pierde al mismo ritmo que parece perderlo ella. No se quien tiene mas vergüenza de los dos, pero es tan divertido y excitante...

Acabo por descubrir su torno y besar su cuello, pecho; mientras la envuelvo con mis caricias. Sus ojos brillantes, su respiración, su silencio... cuanta pasión y amor se respira. Sentimientos aparte, la deseo tanto...

Mi mano apretá con firmeza su muslo y empieza a dirigirse a si culo, palpando cada centímetro y bailando en círculos por toda su cadera. Ella me descamisa y empieza a besar mi pecho mientras mi mano ya se situá en su entrepierna, custodiada por sus vaqueros. A pesar del grosor de la tela, noto el calor y los latidos de su cueva del desquicio. Los cristales de la alcoba empañados, demuestran la tensión de la escena y el calor cada vez mas intenso nos obliga a quitarnos los pantalones y a quedarnos en ropa interior.

Desabrocho su sostén con suavidad sin apartar mis labios de sus pechos, descubriendo del todo sus pezones erectos. Uno a uno los saboreo a conciencia mientras ella acaricia mi pene oculto tras los boxers negros. Tras un rápido gesto mi pene queda al aire. Ella empieza a acariciarlo y se lo introduce en su boca. Noto su lengua húmeda y arropando mi miembro, y yo no tengo otra manera de agradecerle tal hazaña que tocar su espalda y pechos con ternura. Los ruidos de su boca, el calor de su lengua y saliva... escalofriante sensación que me lleva al placer divino.

Bien erecto y antes de saciarme al competo me abalanzo sobre ella y le tomo los muslos después de tumbarla boca arriba. Besos y mordisquitos se alternan entre sus muslos hasta llegar a su entrepierna. Beso con dulzura sus tanga y lo bajo suavemente ayudado por mis dientes, descubriendo su monte de venus. Mi lengua se desliza por encima de su clítoris y baja por sus labios húmedos para luego volver a subir. Introduzco uno de mis dedos en su lubricada vagina mientras con movimientos circulares de lengua estimulo su clítoris. Ella se retuerce un poco y me empuja con dulzura con intención de tumbarme.

Una vez tumbado y de espaldas a mi vista, con sus piernas a lado y lado de mi cabeza, aposenta su vagina en mi boca y yo le respondo con mi lengua loca. Ella inclina su cuerpo hacia delante para meterse de nuevo mi pene en la boca, mientras acaricia mis testículos. Yo por mi lado manoseo sus muslos mientras tensiono mi lengua, que se introduce en su vagina alternamente. Ayudado por su propio flujo, lubrico uno de mis dedos y masajeo su ano mientras no paro de lamer su vagina por completo. Un gran gemido placentero marca el inicio de la masturbación anal. Ella cada vez mas húmeda, igual que yo empieza a perder la coordinación. Ambos damos fugaces estímulos, uno al otro.

Cuando creíamos que no aguantaríamos mucho mas, ella se levanta para sentarse de espaldas en mi pene. Deslizándose por fuera de su vagina, rápidamente entra por culpa de la total lubricación natural. Las embestida empiezan a aumentar de ritmo y ella se echa para atrás. Con su espalda en mi pecho, la rodeo con mis brazos y le beso el cuello mientras estimulo sus pechos con mis manos, sin dejarla ni un segundo de penetrar. Nuestras respiraciones se coordinan y no dejan de aumentar de manera exponencial. Tomo un leve respiro y la recuesto boca arriba de nuevo, desde encima de nuevo la empiezo a penetrar mientras le beso la boca, recostando su cabeza en mi brazo. Nuestros pómulos cada vez están mas rojizos y la sudoración es mas que evidente.

Los cuerpos tensos empiezan a dar ligeras convulsiones. Un escalofrió da el pistoletazo de salida a las ultimas arremetidas rápidas para acabar eyaculando dentro de ella, notando como ella a su vez me aprisiona con pequeños espasmos vaginales provocados por su clímax. Fundidos el uno con el otro recuperamos el aliento dándonos besitos. Dejamos caer cada cuerpo asfixiado a lado y lado de la cama para tomar aire. Mezclados en un abrazo estamos recuperando oxigeno para luego darnos un buen baño, lo ultimo que le digo al oído es Te Amo. Creo que me estoy durmiendo, por primera vez, junto a ella...

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