domingo, 2 de mayo de 2010

Lagrimas de Plomo I: Autocondena

Abriendo la ventana dejo entrar luz, una luz brillante para exterminar estas tinieblas… el reflejo de la luna al fin esta presente en toda la habitación. Es jueves o quizás viernes, no tengo la noción del tiempo suficientemente estimulada. Me encuentro envuelto en tinieblas creadas por mi mente y no se que hacer para solucionarlo todo. Tras sentarme en la cama y mirarme al espejo, que tengo en la mesita, no me veo; veo algún tipo de silueta con forma humana sin alma alguna. No tengo alma porque la entregue a una diablesa, y esta me devolvió mentiras y odio. Cansado de supuestamente quedar reflejado, me levanto e inicio mi marcha con destino al exterior.
El aire hace danzar la cola de mi viejo abrigo, el pelo se me alborota deformando totalmente mi estética. Pienso, recuerdo, miento y me consuelo. No… no debo hacerlo; soy fuerte, o eso creo, pero de nuevo noto dolor. Dolor en mi pecho, mi corazón roto de nuevo. Sobrevivir no es posible, amo a lo imposible y además siento dolor cuando recuerdo a mi amada no correspondida. Tengo una idea, es dura y peligrosa, pero es mi destino. De nuevo sangro por dentro, heridas internas que solo pueden ser vistas por mis sentimientos.

Es la hora, es el día… por eso me visto con mis mejores galas. Un deseo, voy a cumplirlo, voy a dejar este sufrimiento. Tras tomar mi fría amiga del cajón me lanzo al acecho de mi amor no correspondido, hoy o nunca. Tras un largo trecho, la encuentro; ella tan bella con sus ropas negras, su rojiza melena y su piel cremada. Me acerco y susurro al viento:

- Querida mía, vengo a satisfacer mi deseo anti-sufrimiento. Estoy harto del rechazo y te aviso que seré breve: quiero que me hagas feliz estos cinco últimos minutos de vida, después moriré de amor… satisfáceme una ultima vez y sonríeme como acostumbras hacerlo…

- No acepto ese comportamiento, y eres quien para saberlo

- Yo no puedo seguir siendo rechazado…

- El rechazo es relativo, nunca me has dejado hablar… siempre te has marchado sin mas o has escrito y publicado verdades corruptas acerca de mis sentimientos. Abre los ojos y dime si ves lo que cada día te enseño. Debo ser fuerte y decírtelo: Yo siento…

- ¡Calla! No sigas, me duele y lo sabes. Nunca me lo has dicho pero ahora lo has dejado clarisimo: Sientes asco, repugnancia… Mira y observa

- ¿Ca… car… cariño que diablos haces? ¡Eso es un… no! No ves la verdad

- ¡Si! Por eso debo hacerlo, estoy fuera de mi mismo, es mi destino. Observa como apretó el gatillo en mi torso… - Se escucha el disparo -

- ¡No! Hasta ahora mi timidez me ha podido, pero te quiero… ¿Nunca has observado mis ojos?

- Es tarde para decir eso. Fui yo quien se sentía auto-rechazado… no veía que me querías, no podía aceptarlo… Te quería por tu mirada, tu pensamiento y tu puro corazón… eso te diferenciaba de la mayoría de los mortales… pero... ahgs… - tras gruñir cayo inconsciente, sin vida -

- Pero no fuiste capaz de ver mas allá y notar mi timidez y mi espera. Mi silencio amoroso te impacientaba y nunca me dejasteis hablar. También tengo culpa por no frenar tus dictamines de silencio. Ahora, cariño, te tengo entre mis brazos. Se que no te moverás jamás… me has hecho llorar… pero ten en cuenta que no estar muerto, porque morirás cuando caigas en el olvido, y pienso encargarme de universificar tu recuerdo… pero antes debo de dejar de acerté mas mal. Mis lagrimas caen sobre el impacto de bala y son expulsadas por el flujo sanguíneo hacia fuera… esas lagrimas que han entrado en contacto con la bala están corrompidas y de tono metálico… son lagrimas de plomo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario