domingo, 2 de mayo de 2010

La Leyenda de Astrid

Dice la leyenda que allá por el fin de la primavera de MCMLXXXVII un pétalo de rosa se dejo llevar por corrientes celestiales y emigro a mejores parajes, donde las nubes abundan. Pero fue empuñado por un ser alado y este quedo fecundado. Pocos días pasaron cuando un nuevo ser nació del alado. Bello, delicado, único y hembra… Se oyó un estruendo, que retumbo el cielo y el mar, un grito de horror... Pero tras la tormenta llego la calma, y el horror pasó a ser milagro. Pues no hay ángel unisexual, sino el asexualismo es lo mandado.

Ella fue adorada y gratificada, pero también envidiada. Con el tiempo la euforia se fue apagando y el mal estar se generalizo, hasta el punto de ser odiada y expulsada. No por mal alguno, sino por reprimendas estéticas.

Voló por tierras y mares, buscando cobijo de un tiempo lluvioso. Entre tenebrosidades y alboradas, llego el frió invernal. Padeciendo nieves y ventiscas perdió fuerzas y ganas de luchar. Callo al vacío, hacia ningún lugar, pero antes de tocar suelo alguno noto de nuevo calor. El calor que da el abrazo de una madre. Por fin dio con ella, su mente no pensaba en nada más. Quería volver a empezar, olvidar todo lo demás. Olvido el hablar, el caminar, el volar… sus alas se neutralizaron. No volvió alzar el vuelo jamás, porque aquí codiciaba permanecer.

Nueva vida, nueva identidad. Renacida en los brazos de su nueva madre. Astrid fue nombrada, porque resistió el frió crudo… porque tenia “la Fuerza de Dios”.


XXVII Febrero de 1988

No hay comentarios:

Publicar un comentario