domingo, 2 de mayo de 2010

Elfos del Placer

Quizás tu ética te impida comprender esta situación pero mirate, estamos solos en este pequeño antro sin mediar mas palabra que un hola y con una simple mirada has conseguido que me hierva la sangre. Encerrados en el baño por culpa de una mirada desafiante. No hay batallón alguno capaz de detener mi asalto a tus labios. No queremos palabras, con la respiración nos vasta para saber lo que queremos y como.

Empiezo por besar tus tirantes y nerviosos labios que se humedecen cada vez que tragas saliva por la tensión del momento. Lengua con lengua, eternamente bailando mientras tus brazos me presionan el cuello acercando si es aun mas posible tu cuerpo contra el mio. Impulso de carga y te siento en el mármol pálido del lavamanos. A tu merced rodeado por tus piernas y brazos noto calor, excitación... Poco tiempo duraron puestos nuestros ocasionales atuendos aposentados de hombro a cintura, dejando al descubierto nuestros bustos desnudos. Correspondiendo a tal situación me encontré besando tus senos tensos, sin perder respeto a tu cuello y labios.

Poco tardaron a llegar los gemidos suaves, tus mordiscos y los sonoros latidos. Arrancándote el resto de ropa elegantemente me encontré ante tu bello cuerpo fogoso sentado esperando ser atracado. Abrazando con cada brazo tus muslos los fui mordiendo y besando hasta llegar al centro de la fogata, para entremezclar entre fluidos mi lengua en busca de cualquier señal de placer. Recuerdo como clavavas tus uñas con rabia en mis hombros mientras aguantabas las ganas de chillar.

De pronto tus muslos se cerraron encarcelando mi cabeza entre tus piernas mientras no parabas de temblequear. Con la mirada nublada y ruborosos pómulos buscabas incesante entre mi bragueta el siguiente coprotagonista, masturbandolo a modo de asegurarte que estaba suficiente duro y lubricado. Cogí tus muñecas y suavemente formamos uno solo. El suave vaivén rápidamente se transformo en rápidas arremetidas. Tus brazos rodearon mi torso y los míos tu espalda, fusionando cada milímetro de nuestro cuerpo para abandonar ese rol de sedentarismo. Tu cuerpo suspendido en el aire se deslizaba arriba y abajo, tan sudoroso y caliente, que el tiempo para nosotros avanzaba entre gemido y gemido. Pasos en falso me hicieron chocar contra la pared a modo de barrera y allí se desencadenaron las ultimas rápidas mecidas hasta que mi cuerpo se petrifico. El ultimo espasmo fue el preludio de mi inconsciente descarga, momento en que nuestros labios se entrelazaron en un largo beso mientras mi pelvis sufría pequeños espasmos.

Cuando logramos recuperar la conciencia nos vestimos y abandonamos el lugar. En aquel ultimo semáforo que separaba nuestros destinos, sin mediar palabra desde que nos encontramos en el bar, nos miramos y nos dijimos adiós con dos cordiales besos. A la docena de pasos ambos nos giramos, nos miramos y dos tímidos llamame salieron a la vez de nuestros labios.

De eso hace ya dos días y ahora que pienso apenas recuerdo tu voz. Me decido a coger el móvil y mientras te busco en la agenda recibo tu llamada, diciendo tímidamente el lugar y la hora. Cuando llego a destino nos saludamos cordialmente, me coges de la muñeca y de un fuerte tirón me vuelves a llevar a otra vez al final del pasillo donde esta el servicio de aquel concurrido bar y vuelta a empezar...

No hay comentarios:

Publicar un comentario