domingo, 2 de mayo de 2010

Unidos por el llanto

La soleada noche de hallowen se había convertido en un baile de cuotidianos ropajes y trabajadores. Allí no había una norma sobre el orden, todo era caóticamente perfecto. Los pocos humanos puros que quedaban se reunían como siempre en un pequeño sótano verjado, además de amueblado a base de frió y oscuridad. El silencio reinaba en aquella sala; no había nada que cuestionar, era el final del mundo… nadie quería seguir viviendo allí y esperaban que se extendiera la razón; pero su única esperanza era la muerte.

La codicia reinaba por todas partes e insulsos personajes televisivos gobernaban el mundo. Nadie sabia reír, amar o llorar. Siempre luz artificial… eran simples cobayas. Todo marchaba calculadamente bien, pero empezó a llover por primera vez. La gente huía despavorida y atemorizada de aquel raro elemento.

Una gota callo en la nuca de 48976/KX y este despertó.

“¿Agua caer del cielo? Estoy sorprendido de este maravillo paraje purificado, de repente todo me da lastima. Pero como hombre no voy a suplicar una respuesta, soy insensible y me da igual la contestación.”

Continúo andando y empapado comenzaba a gruñir molestamente.

“Me siento asquerosamente helado y solitario. ¿Qué será este extraño temor a continuar así durante mucho rato más? No hay ruido, cosa o pensamiento en lugar alguno de esta calle. Solo un murmuro en mi mente y el sístole de mi corazón. Lo llamaremos soledad, por darle algún nombre… Y eso no es lo único, esto es tan melancólico que me siento raro, vació. Tristeza le quedaría bien a esa definición.”

Siguió caminando sin rumbo mientras poco a poco despertaba del sueño de la ignorancia. Sus piernas iniciaban a fallar bruscamente y el gesto de manos en los bolsillos se volvió demasiado monótono para él. Su rostro perdió su firmeza y empezaba a perder la bobera y a expresar su estado anímico con gestos. Inicio a dar puntadas al aire a zigzaguear de banda a banda. Gritaba como un loco y se fustigaba con pequeños golpes en su torso. El nerviosismo se le extendió y exploto en lágrimas, se sentó en una roca y rompió a llorar cual niño hambriento de pecho.

"¡Que horror! Estoy enfermo, me he contagiado del cielo y lo peor es que no puedo parar… me siento tan triste, tan solo, tan inútil… ¡Quiero volver atrás, dormir en la inconciencia! Que duro es esto de saber que eres, como eres y a que puedes aspirar."

Se seco las lagrimas con la camisa y se hecho en el césped estirándose. Sus lágrimas seguían brotando durante horas, hasta que escucho otros gemidos provenientes de la otra parte del jardín común. Una hermosa chica seguía sus pasos, sus mismos gestos. Otra mas que había sido purificada por el agua.

- ¿Numero de serie? – dijo nuestro amigo.

- Y eso que importa ahora… soy algo mas que un simple código… Soy una Maloon

- ¿Maloon? Bueno, Maloon. ¿Tu también estas enferma? Yo también estoy lloveando

- Llámale llanto, es como lo llamo yo…

- Llanto… increíble, otra que le da por inventar palabras

- ¿Como tristeza o soledad? Por cierto, ¿como te nombro?

- Kaen mismo…

- Bueno Kaen, déjame a solas por favor.

- Como quieras

Mientras estuvieron hablando sus llantos cesaron y una hermosa sonrisa brotaba de sus labios. Kaen se alejo y volvió a notar síntomas que torpeza. Se tocaba su cuello con insistencia, molesto por algún motivo. Se sentía algo mejor, pensativo sobre todo. Recapacitaba sobre Maloon y sus semejanzas. La ansiedad le rodeaba el cuerpo e inmovilizado sentía unas ganas increíbles de volver a platicar con ella. Le agradaba su compañía, la necesitaba. Pero seguía molesto de su cuello.

Tras un rato se levanto y camino hacia Maloon. A medio camino, y por sorpresa, sus miradas se cruzaron y se abrazaron con tal naturalidad que ni reaccionaron tras soltarse. Se tomaron la mano y ambos dejan de tocarse el cuello. Habían despertado, sufrido y amado. Dándole un sentido mucho mas cercano al verdadero. Pero no sabían que habían sido elegidos, no sabían que la luna les había mordido y mostrado uno de los caminos hacia la felicidad.

Esto ocurrió en otro momento, en otro lugar… no estamos preparados para amar… y yo me pongo como ejemplo para demostrarlo. Nos encaprichamos enseguida…

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